viernes, 27 de agosto de 2010

Un rato cada día


Estaba cansado de que lo molestaran. Lo intentó todo, llorar, contarle a su mamá, pelearse, ignorarlos, un día hasta empezó a escupir a quien se riera de él. Al final decidió concentrarse mucho y desear que desaparecieran todos.
Y lo logró.
Estará tranquilo un rato y después se concentrará de nuevo y los traerá a todos de vuelta.

No los extraña, es que aún no sabe cómo hacer para que sólo vuelva el vendedor de helados.