martes, 8 de diciembre de 2009

Utopía


Había terminado esa misma mañana de tejer los canastos para la feria del domingo.

Todo el pueblo ya tenía al menos un canasto hecho por Lidia y sus hijos. No importaba, ese domingo los vendería todos. Y también compraría otro mate de calabaza hecho por Raúl y una bolsa de cinco kilos de verduras de la huerta de María (la del herrero).

En el pueblo no saben nada del comunismo ni de cómo se escribe la palabra “hippie”, pero llevan años ayudándose entre todos. Cada cual hace lo que sabe hacer. Y todos hacen lo que tienen que hacer: cuidarse mucho.