Cuando le dieron la noticia de que sería a él a quien le tocaría venir esta vez, trató de mil maneras de eludir tamaña responsabilidad. Habló con sus superiores, envió cartas a los más altos mandatarios de su planeta, juntó firmas entre los ciudadanos respetables de su comunidad, pero nada. Ahora que llevaba un par de días, se daba cuenta de lo equivocado que estaba. En la tierra se vive muy bien. Sólo hay un único problema. La ropa que le había diseñado la estilista de la base de transferencia no se usa ni se usó nunca en este planeta. Tenía que comunicarse rápidamente con los suyos, sin indumentaria de moda nunca podría integrarse.
